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Permíteme, mi amor, pedir tu mano,
tu brazo, tu clavícula y tu pecho;
tus ojos, el izquierdo y el derecho,
tu peca, tu epidermis y tu grano.
Permíteme, mi amor, pedir tus piernas,
tu tráquea, tu epiglotis, tus pulmones,
tu páncreas, tu diafragma, tus riñones,
tu hígado y tus vísceras internas.
Permíteme, mi amor, pedir tus cejas,
tus dientes, tus pestañas, tus orejas,
tus lágrimas, tu sangre y tu sudor.
Pedirte el corazón y su tic tac:
buscabas a un señor llamado Jack
y has dado con el cruel Destripador.
Juan Antonio Rivera Gorjón (Juan Nadie)
Juan Antonio Rivera Gorjón nació accidentalmente en Vigo (Pontevedra) pero fue repatriado a Andalucía a los cinco años. Ahora está afincado en Algeciras (Cádiz). Usa el pseudónimo de Juan Nadie en todas las facetas que cultiva.
Es enfermero de profesión, pero comenzó a escribir coplas de carnaval en Cádiz durante el bachillerato. A los 20 años comenzó a escribir canciones y en 1998 tuvo una brevísima
intentona de ser cantautor.
En 2001 inició la escritura de relatos cortos y guiones de cortometraje aficionado, participando y dirigiendo algunos de ellos. Desde 2005 mantiene un blog llamado “Diario de un hombre sin alma” en el que alterna relatos, letras de canciones y poemas.
En 2019 comienza a escribir sonetos y décimas y en 2020 participa en el curso “La décima y la canción” impartido por Alexis Díaz-Pimienta. En 2020 empieza a participar en el blog “Camarote 503”, también conocido como “el taller del Bremen” dedicado al relato corto. Dentro de este taller, colabora en la creación de lo que será el “Decameron del S.XXI”, próximo a editarse.
En 2020 también comienza la singladura en el grupo musical “Los Ningunos” en los que ejerce como guitarrista, vocalista y autor de gran número de sus canciones. En 2022 comienza a participar en el grupo de Facebook “La Cofradía de la Palabra” dedicado a la poesía.
Actualmente es autor de unos quinientos sonetos, unas cien canciones y ha dirigido siete cortometrajes. Juan Nadie escribe porque por deporte, como evasión, y su estilo explora a menudo el surrealismo y el absurdo.
Origilnalísimo. Un soneto impecable desde el punto de vista formal, con un final brillante y un humor negro que rompe los moldes de un formato clásico y solemne. Bravísimo.
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